La oración de la infancia 1.3.- Niño bueno: dile a Jesús muchas veces al día: te amo, te amo, te amo... (Camino 878) 2.3.- Reconozco mi torpeza, Amor mío, que es tanta..., tanta, que hasta cuando quiero acariciar hago daño. -Suaviza las maneras de mi alma: dame, quiero que me des, dentro de la recia virilidad de la vida de infancia, esa delicadeza y mimo que los niños tienen para tratar, con íntima efusión de Amor, a sus padres. (Camino 883) 4.3.- Para el que ama a Jesús, la oración, aun la oración con sequedad, es la dulzura que pone siempre fin a las penas: se va a la oración con el ansia con que el niño va al azúcar, después de tomar la pócima amarga. (Camino 889) 5.3.- Te distraes en la oración. -Procura evitar las distracciones, pero no te preocupes, si, a pesar de todo, sigues distraído.. ¿No ves cómo, en la vida natural, hasta los niños más discretos se entretienen y divierten con lo que les rodea, sin atender muchas veces los razonamientos de su padre? -Esto...
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